La semana pasada realizamos una actividad cuanto menos curiosa sobre los procesos de trabajo y el azar. Se trató de manchar un papel con grafito y sobre él bailar una peonza para crear formas.
Estas formas fueron interpretadas como caminos o rutas; elegimos un punto como 'casa' y una ruta como 'el camino a casa'.
Después, bajo este mapa inventado se colocaba uno real de alguna ciudad del mundo, y marcábamos con un pin la casa: aparecía así nuestro nuevo hogar en otro punto del mundo, y descubríamos un montón de lugares interesantes en esa nueva ruta hacia casa.
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